sábado, 27 de septiembre de 2008

HISTORIA DEL FONDILLON

FONDILLON

La palabra Fondillón seguramente proviene del poso, madre o lías que se formaban en el fondo de los fudres monoveros, y que servían para dotar de las caracteristicas adecuadas a los futuros vinos que en ellos se depositaban. 

Generalmente las “sacas” eran de un tercio del contenido total de los fudres.

Sería algo así como un sistema de soleras y criaderas, formado por un solo recipiente.

Existen otras teorías que aseguran, que debido a la larga crianza de estos vinos rancios, los fudres se arrumbaban en el fondo de la bodega, llamándoles de forma coloquial “fondillón”; sea como fuere, estamos ante el vino valenciano, mejor dicho Alicantino, más grande de nuestra historia, con más prestigio y calidad de todos cuantos existen, incluso hoy en día.

A pesar de ser un vino que ha estado al borde de la desaparición, la Comunidad Economica Europea, lo ha reconocido como uno de los cinco vinos comunitarios con derecho a nombre propio, los restantes son el champagne, el cava, el jerez y el oporto.

 

Hace poco más de medio siglo, en Monovar, en una casa solariega propiedad de Eleuterio Llorca, se encontró un fudre de roble alicantino de finales del siglo XIX, olvidado por el tiempo. Más tarde se supo que era el fudre que Juan Maisonnave regaló a su bisabuelo Juan Llorca.

Se podría decir que el Fondillón  de Alicante es uno vino con “Denominación Real”, vino de cardenales del Renacimiento, de reyes, de papas y de príncipes de la literatura. Existen testimonios valiosos y curiosos que hablan de la extensa fama de estos vinos, como el del Duque de Saint Simon, que cuenta en sus memorias que cuando el rey Luis XIV de Francia estaba a las puertas de la muerte el único alimento que admitía era bizcochos mojados en Fondillón. Por otra parte, el Fondillón, fue  el primer vino que dió la vuelta al mundo, según escribió Julio Guillén Tato, que acompañó a Elcano en su segundo viaje alrededor del globo, (El primero fue el emprendido por Magallanes), gracias al Fondillón muchos marineros se libraron de morir a manos del temido escorbuto, que por aquel entonces era una enfermedad no identificada. Que "hacía crecer de forma horrible las encías de los marineros hasque que no se veían sus dientes".

Francisco Martinez Montiño, cocinero mayor de Felipe II, y quizá el mejor cocinero de su época, en sus escritos titulados “conduchos de Navidad”, cita la anécdota de unos nobles embajadores japoneses que en su visita a España, a finales del siglo XVI, y al ser obsequiados con Fondillón exclamaron:

¡Pero si este es el famosísimo "Vino de Alicante" que tanto renombre tiene en diversos países!"

Uno de los valedores más fervorosos del Fondillón fue José Martinez Ruiz, más conocido por su psudónimo periodistico: Azorín. No en vano nació en Monovar y era un apasionado del Fondillón.

"vino centenario, su sabor es dulce, sin empalago; por su densidad empaña el cristal; huele a vieja madera de caoba."  Azorín

Uno de los referentes escritos más antiguos del Fondillón se debe al escritor, aventurero y viajero aleman Jeronimo Munzer, que a finales del siglo XV, más concretamente en 1498, escribió al representante de la casa comercial Gros & Gesellschaft lo siguiente: 

“En la parte oriental de esta tierra, se elaboran ingentes cantidades de vino blanco. Pero todavía es más célebre el que denominan Alacant, un vino que tiene un gran mercado en Inglaterra, Escocia, Flandes y otros lugares de Europa. Es un vino muy espeso, con mucho color, hasta el punto que en Flandes lo mezclan con otros vinos para fortificarlos, me parece increible que en esta nación sea tan alto su consumo…”

Es en el año 1534 en Suecia hay escritos de mercaderes que dicen así:                                  «cuando se tiene que aplicar una tarifa a un barril de vino de Alikant, debe ser la tarifa más alta que exista», aunque probablemente, el Fondillón era un vino que ya se importaba desde mucho antes.

Esto no fue un caso aislado, pues el Fondillón, llamado por aquel entonces “Alicante”,  causó furor durante siglos entre los poetas y literatos de toda Europa, entre ellos cautivó al viajero, hispanista y escritor polaco Karol Dembowski, también fue el vino favorito de un gran enópata de la época romántica: Henri Beyle, más conocido por su pseudónimo literario: Sthendal; asimismo enamoró al escritor y dramaturgo francés Alexandre Dumas (padre), no menos enópata gastrónomo y bon vivant que Sthendal, incluso publicó  un excelente diccionario de cocina tres años después de su muerte; de hecho, Dumas cita el Fondillón en su celebérrima novela El Conde de Montecristo, puesto que era uno de sus vinos favoritos; es más, se lo dio a conocer al sorprendente visionario de Nantes: Julio Verne.

El Fondillón fue el vino de mesilla de noche del excelente compositor y genial pianista polaco Frédéric Chopin y de su no menos famosa pareja Aurore Dudevant, más conocida por el mundo como George Sand, ella fue quien cuidó de Chopin durante sus últimos años de enfermedad, preparándole magnificas “Clafoutis” de manzanas (una especie de crêpe relleno de manzanas horneadas que casaba magníficamente con el Fondillón).

Asimismo fue amantes de este vino dulce de Alicante, el escritor veronés Emilio Salgari, que lo cita en varias de sus procelosas novelas de aventuras.

Tambien fue el vino favorito del investigador e hispanista el Barón Charles Davillier (apasionado de la cerámica de Manises, visitó varias veces Valencia, conociendo aquí el Fondillón) y del genial pintor, escultor y sobre todo dibujante Gustav Doré, amigo de Davillier e igualmente apasionado por el Fondillón, que conoció junto con su compatriota aquí en Valencia.

Su fama también fue reconocida tambien por escritores de la talla de Shakespeare, gran enópata, así como por el vibrante historiador y político francés Edgar Quinet, que tambíen abrazó sin reparos ni medida las virtudes del fondillón.

“Ese Aloque dulce y oscuro”

 Fue bebida diaria del espía y escritor inglés Daniel Defoe , famoso por su novela Robinson Crusoe, y tambien era apreciado por genial novelista moscovita Fiodor Dostoyevski, que con toda seguridad compartiría copa con su otra pasión: Polina Suslova.

 Hasta el mismísimo Botánico valenciano  Antonio José de Cavanilles, (poco dado a hablar de nada que no fuese vegetal) habló de él:

"El verdadero Alicante debe hacerse de uvas de Monastrell, y de aquellas resulta aquel vino, espeso, de un sabor dulce, con alguna aspereza, tan estimado en todas las naciones".

El conocido viajero inglés Joseph Towsend, a su llegada a Alicante en 1787, escribió acerca del proceso de obtención del fondillón:

"se separan los granos de los racimos y se colocan sobre grandes bandejas de cañas, que se dejan durante 15 dáis a la acción del sol y del aire, procediéndose seguidamente al prensado de dichas uvas. Pero los grandes propietarios no usan prensas sino que hacen pisar las uvas por personas que se mueven continuamente cambiando de sitio, evitando de esta forma fragmentar el piñuelo, que hubiese transmitido al vino demasiado amargor y aspereza, se deja así el pellejo para dar color al vino, que después de fermentado se guarda en barriles".

Este viajero también describió la elaboración del Fondillón de la siguiente forma:

"vendimian la uva, sacan los granos del racimo y los ponen sobra cañizos de mimbre bastante elevados. Los dejan allí durante quince días, expuestos al sol y al viento para evaporar la humedad superflua, después de lo cual lo meten en la prensa. Una vez prensado, cae con sus hollejos en la cuba donde sufre la fermentación. A continuación lo descuban y lo guardan en toneles".

No faltaba en la mesa de los monarcas escandinavos Magnus Ladalus, en 1566, y Juan III, en 1582. En 1640, el poeta sueco Stiernhielm se refiere a los vinos españoles, y de entre los mejores, nombra el de Alikant o Alekant, y lo califica como un vino palaciego.

Lo demuestra el hecho de que el ilustrado Bengt Bergius, en su «Discurso acerca de las exquisiteces», publicado por la Real Academia de Ciencias de Suecia (1785-1787), relaciona más de setenta y cinco vinos de todo el mundo, y califica al de Alicante como uno de los mejores del mundo, tanto que en las bodegas de la corte rusa de San Petersburgo, el zar tenía sus reservas de «Vinum Alonense».

Fernando el Católico en 1510 prohibió la distribución en Alicante de vinos procedentes de otras tierras. Felipe II en 1596 confirma el privilegio anterior: “La Collita de Vi sia la Mes principal de la qual se sustenta molta gent així principal com plebeyos”.

Todos estos privilegios vienen dados para proteger el vino autóctono ya que la fama de ellos había traspasado nuestras fronteras, tal como relata Jerónimo Múnzer, que en 1492 en su libro “Itinerarium sive prereginatio per Hispaniam ...”, escribe, refiriéndose a Alicante, “en la parte oriental de esta tierra elabórase mucha cantidad de vino blanco, pero es aún mas el que llaman tinto de Alicante, de gran mercado en Inglaterra, Escocia, Flandes y otros lugares de Europa... el día que paramos en la ciudad vimos en el puerto 26 naves de Vizcaya, de Flandes y de otros países que iban a por cargamento de vino de Alicante”.

El Doctor Cabanes, en su obra ”Le mal hereditaire”, dice refiriéndose a Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V, que “hacía seguir a su real marido un régimen de especias y guisos de carne y vino de Alicante, que le tenía en un enervamiento continuo, bajo el dominio de sus caricias o negativas, mediante ingredientes que reavivan el amor a expensas de la vida”.

En el catálogo de vinos de Maisonnave de finales del siglo pasado figuran entre otros los siguientes precios de ventas: vino Alicante Fondillón 800 francos/hectolitro,  Málaga 135,  Porto 153, Xerez 204, Valdepeñas 60.

Sólo viendo estos precios nos indica el enorme prestigio que adquirió el  Fondillón en siglos pretéritos.

Pero la época de oro de la región llegó en el siglo XIX, cuando el vino Fondillón, fue ensalzado en el París de la exposición universal, pero no fue este “detalle” más o menos popular lo que lo ensalzó, si no un par de terribles enfermedades que arrasaron todos los viñedos europeos; primereo fue el oidio y la filoxera después, entre ambos arrasaron los viñedos franceses.

Francia llegó a firmar un tratado de comercio preferencial, para obtener un canal seguro de abastecimiento de vinos de procedencia alicantina. Muchísimos vinos de Burdeos estaban "regados" con vinos de Alicante elaborados con la variedad Monastrell. Que les daba un excelente color y alto grado alcohólico.

Esta situación tan favorable produjo un fuerte desarrollo en la elaboración y comercio del vino en la región, llegándose a las 93.000 hectáreas de cultivo y a 1.200.000 hectolitros de producción de vino anual.

Como vender vino del año a Francia era mucho más facil, lucrativo e incluso prestigioso que elaborar fondillón, que era caro, lento y poco demandado, los viticultores de la zona, haciendo honor a la idiosincracia valenciana, dejaron inmediatamente de elaborar su vino histórico, para abrazar el dinero facil que les ofrecían los franceses.

En 1892 finaliza el tratado francés y los productores se encuentran ante el problema de la enorme sobreproducción, 120 millones de litros de vino por vender, que no le interesan a nadie, lo que pronto significó una fuerte depresión económica para la zona. Azotada poco más tarde también por la filoxera, representó el hundimiento absoluto, nunca más la región alicantina ha gozado de esa prosperidad vinícola tan acusada.

De hecho el Fondillón era un vino fosil, del pasado, desaparecido, desde principios del siglo XX hasta la década de los cincuenta, técnicamente no existía.

Estuvo a punto de perderse tras la Guerra Civil, pero en 1954 se encontró en la partida de Caseta Nova cerca de Castalla un tonel lleno de Fondillón del que hemos hablado al principio, Salvador Póveda fue quien lo restauró, y cuidó, recuperando poco a poco el mítico vino alicantino a partir de la madre de aquel tonel olvidado por los  “meninfots” valencianos.

Nunca agradeceremos lo suficiente a Salvador Póveda y su familia, la recuperación de este mítico vino, de este fósil enológico olvidado por el tiempo y por sus propios creadores, que es en sí mismo una seña de identidad cultural.

Como ejemplo alustrativo, a continaución tenéis una ficha de cata del fondillón “comercial” que más me gusta amí.

Salvador Poveda Gran Reserva de Fondillón 1980

Región: DO Alicante

Bodega: Salvador Poveda, fundada en 1919 por Salvador Poveda Corbí

Enólogo: Salvador Poveda

Suelos: La mayor parte del viñedo se encuentra sobre terrenos calizos de coloración parda, escasamente arcillosos y con un bajo nivel de materia orgánica. Aunque los suelos de la huerta de Alicante, verdaderos tributarios del Fondillón, han desaparecido irremediablemente debido a la voracidad constructivista de una zona que no cesa de crecer.

Viñedo: Son diversos viñedos muy viejos, con las cepas dispuestas en vaso. Todos de la variedad Monastrell.

 

Variedades: 100 % Monastrell. La especie Monastrell es la variedad reina en Alicante, alcanza un 66% del terreno cultivado.

Tipo de vino: Dulce rancio de postre.

Elaboración: Para su elaboración, se parte de una uva muy madura, casi pasificada a la que posteriormente se le somete a un asoleado breve sobre unas esteras de esparto llamadas en la zona "Safareig" (en Málaga les llaman "Zafarich" y en Montilla y Jerez, "Estores", "Redores" o "Valeos"). Aunque algunas bodegas no asolean las uvas, o niegan que las asolean. Antiguamente también se añadían algunos racimos de Garnacha tintorera en su elaboración.

Una vez pasificados los granos, alcanzan cerca de los 20 grados alcohólicos probables a veces más. Lamentablemente el Fondillón es un vino casi desconocido en su propia tierra, generalmente no es muy dulce y además el excesivo envejecimiento oxidativo al que es sometido en grandes toneles de roble alicantino, le resta carácter y tipicidad a la variedad Monastrell.

El vino Fondillón, por sus características organolépticas básicas, se asemeja a los vinos rancios de Oporto, a los Tawnys viejos, a los Madeiras, Marsalas o a los longevos Palos Cortados, olorosos y Amontillados de Andalucía.

Uno de los más prestigiosos bodegueros de Alicante: Felipe Gutiérrez de la Vega, pensando que no tiene mucho sentido someter este vino a un envejecimiento tan prolongado, que poco puede aportar a la calidad organoléptica del vino, ha realizado un exquisito Fondillón, que más se parece a un Oporto Vintage que a los fondillones clásicos. Es un vino exquisito, desde luego, los únicos "peros" son su elevadísimo precio (más de 200 €) y su falta de tipicidad, ya que no se parece a ningún otro fondillón.

Aunque el bueno fe Felipe, asegura que los fondillones antiguos de la huerta de alicante eran parecidos al suyo. Desgraciadamente es algo que no podemos confirmar.

Ficha de cata

Vino de color ámbar parduzco, con brillantes reflejos cobrizos levemente atejados. Lágrimas muy ricas en glicerol, gruesas, casi estáticas y que apenas tintan la copa.

En nariz es un vino potente, con aromas tostados que nos recuerdan al caramelo de azúcar de caña, a la bollería, a las cerezas tostadas, avellanas, barnices (acetaldehídos), canela, nueces, terrizo húmedo, solerado, especias orientales, dátiles y pasas.

En la boca, exhibe una acidez elegante y pronunciada, que nos recuerda a un exquisito amontillado, es cremoso, glicérico, potente y largo. Muy complejo e intenso, con cierto predominio del alcohol nada molesto.

Dotado de una vía retronasal exquisita, donde destacan los aromas de mueble viejo, fruta roja escarchada, elegantes barnices, cuaderna de barco, duela húmeda y pastelería fina. Especialmente nos recuerda al azucar espolvoreado sobre una ensaimada recien hecha.

Su recuerdo es original, agradable y duradero.

Servicio/ Consumo:

Copa Senso Fondillón, especialmente diseñada para este vino, no sirven las copas pequeñas de cata tipo AFNOR, tampoco son adecuadas las diminutas copas jerezanas o de caña, este vino a unos 10 grados centígrados se muestra más expresivo, aunque su abanico de temperaturas         -debido a su enorme potencia- es amplio.

Maridaje:

Es ideal con quesos azules como el intenso Cabrales, el cremoso Roquefort o un suave Gorgonzola, pero el maridaje perfecto es con un Stilton viejo y sin embargo cremoso.

En Alicante suelen consumirlo con Turrón, y está exquisito. También es adecuado con bollería y repostería de horno antiguo, sobre todo aquellos pasteles que contengan chocolate. Impagable con rollitos de anís y con orelletes de music.

Conservación:

En condiciones idóneas puede conservarse perfectamente durante décadas.

Observaciones:

Incluso con la botella abierta, aguanta meses en el frigorífico. Es el vino ideal para beberse una copita de vez en cuando, preferiblemente en medio de una tarde otoñal, acompañando a frutas de sartén calientes, en la mesa camilla de la abuela, si puede ser con brasero incluido, mientras llueve indolentemente en el exterior.

Juan Ferrer Espinosa

Enópata

miércoles, 24 de septiembre de 2008

ENÓPATA: Descripción completa de la raza enópata.

ENÓPATA: Descripción completa de la raza enópata.

Descripción completa de la raza enópata.

Descripción morfológica y psicológica de la raza Enópata Durante años se había creído que la enopatía (sobre todo en su versión más grave que es la espongiforme) era una enfermedad incurable, que afectaba a solamente un individuo de cada 10.000 habitantes, sobre todo en los países desarrollados; recientes investigaciones del Instituto Monell de Filadelfia, han demostrado sin lugar a dudas que estos extraños seres, forman una raza nueva, con características morfológicas propias y pautas de comportamiento diferenciadas de otras especies (casi siempre menos) inteligentes. La raza Enópata, a pesar de estar recién descubierta, ya está en vías de extinción, este mensaje es principalmente una llamada de atención a todos los mortales, para que cuando se tropiecen con uno de estos raros ejemplares (Declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1997), sean extremadamente amables y les den todo lo que necesiten para su normal desarrollo biológico (copas, decantadores, hielo, vino, sacacorchos, embudos, etc. etc.) como a todas las demás especies protegidas. El enópata es un animal de gran rusticidad que es capaz de no sólo sobrevivir en condiciones paupérrimas, sino de prosperar en un ecosistema verdaderamente extremo, (se podrían considerar extremófilos, si no fuera por su gran dependencia del vino de buena calidad) solo administrándole su "alimento favorito" cada ocho horas, algunos hígados de bípedos volátiles, algo de marisco y unas cuantas copas de extrañas formas, pueden llegar a vivir durante más de cien añadas. Suelen ocupar zonas geográficas con pocas precipitaciones, (ya que sus individuos suelen ser hidrófobos) y aprecian las zonas templadas, sobre todo en verano, puesto que su piel, debido al alto contenido en polifenoles, es muy sensible a las altas temperaturas, ya que de calentarse en exceso, despedirían un hedor a hollejo caliente y a pasas insoportable para sus congéneres menos desarrollados olfativamente. Como decía, son seres extremófilos pero no en sus condiciones de vida sino en su comportamiento, el hábitat de los enópatas siempre está entre las latitudes 30º y 50º de ambos hemisferios, no proliferan en los trópicos e incluso dejan de aparearse, sus madrigueras suelen estar repletas de botellas (vacías o llenas), corchos y unas extrañas neveras de color oscuro donde guardan su alimento. Es raro verlos en islas de pequeño tamaño, ya que su condición de hidrófobos les imposibilita físicamente el estar rodeados de agua por todas partes. Su leche tiene un alto contenido en grasa y proteínas, por lo que constituye un alimento indispensable para los bípedos (especialmente los menstruadores), esta a veces se agria y se convierte en mala leche, sobre todo en épocas de represión, deshidratación o escasez de vino. No suelen procrear en cautividad, (a pesar del descomunal tamaño de su aparato reproductor) ni responden satisfactoriamente al castigo físico, (salvo que les guste) eso lo dejan para los albatros y otras especies de pequeño peso cerebral, la fidelidad en el mundo de los enópatas, simplemente no existe, sería el equivalente a beber todos los días el mismo vino. Es una raza con tendencia al asilvestramiento y, por tanto, no responde bien a la estabulación, ya que sus uñas, sin una manicura cuidadosa, irían degenerando y creciendo hasta clavarse en el hígado, dotado de una gran estructura radicular y enorme tamaño (suele llegar hasta los tobillos), es la parte central de todo organismo enópata. Suelen ser individuos solitarios, aunque se les vea habitualmente en compañía de otros seres, no rechazan una buena juerga con amigos de perfil psicopatológico similar; a pesar de ello, no responden bien a la domesticación debido a su carácter no gregario ni grupal. Habituados durante milenios al onanismo, son seres autosuficientes, montaraces, que no obedecen ni a las amenazas ni al castigo físico y si se les priva de su alimento básico, se convierten en individuos peligrosos que suelen responder con extremada violencia ante cualquier impulso adverso. Crean una especie de campo magnético a su alrededor que repele o atrae a seres de todos los sexos, no dejando indiferente al prójimo casi nunca. Suelen tener los ojos vidriosos y pestañean poco. A menudo crean relaciones de Amor-Odio con los terrícolas y las mantienen durante muchos años. Dedican todos sus recursos físicos y económicos a la consecución de alimento de buena calidad, su Dios es la emoción, el sentimiento, la estética, ese pellizco que tienen algunos vinos del mundo, consagran su vida a la persecución de ellos. Suelen ser heterosexuales pero hay un reducido grupo de individuos homosexuales, en este caso forman un subgrupo morfológico diferente, y mudan su nombre por el de anopatas, estos seres están mejor dotados para identificar las gamas aromáticas florales, frutales y vegetales, mostrando carencias graves en otras familias como la empireumática y la química. Son de orejas más finas, y de menor tonelaje físico, su porte es más elegante y grácil, aunque carecen de la rotundidad del enópata común. Por tanto son complementarios y necesarios en las sesiones de alimentación en grupo, llamadas comúnmente Catas. Puesto que interactúan y se enriquecen mutuamente. Por extraño que parezca no se han identificado enópatas pelirrojos ni dedicados a la enología, aunque de momento los científicos no descartan su existencia. Los enópatas más comunes, suelen ser hombres, (con honrosas excepciones) de naturaleza generosa, voraz y excesiva, solo tienen un depredador conocido, aunque de tremenda efectividad, este es el bípedo menstruador, (vulpes vulpi), extendido por todo el orbe y dotado de letal mordedura. Cuando captura a su presa, -a veces con pasmosa facilidad-, suele segregarla del grupo, y tratar de domesticarla, solo en raras ocasiones se han verificado cambios dramáticos en el comportamiento del enópata, llegando en casos extremos a dejar de beber compulsivamente, aunque dicha situación se invierte en un breve espacio de tiempo, recuperando rápidamente su nivel de polifenoles en sangre. Afortunadamente el antinatural estado de abstención es totalmente reversible y no hace falta (la mayoría de las veces) ni siquiera tratamiento, el retorno al estado inicial suele producirse espontánea y rápidamente. También se podrían considerar sus depredadores naturales, -aunque en menor medida-, a los bodegueros voraces y a los enólogos lenguaraces, esos que ponen los precios de los vinos a voleo, con exceso, sin piedad, hacia esta apreciada especie en vías de extinción. Las enópatas de sexo femenino (¿contrario?), suelen mostrar los mismos síntomas, excesos y alarmantes carencias, aunque algo atenuados, debido sobre todo al menor tamaño del órgano principal de la especie que es el hígado. Presentan la extraña facultad entre la raza, de ser “trilinguis” o a veces más, lo que facilita las incursiones en otros países vinícolas. Se reconocen fácilmente entre ellos, aunque para el profano no es difícil identificarlos, presentan ribete marcadamente violáceo en los arcos superciliares y en el borde superior de las orejas, estas suelen ser gruesas, con el envés velludo, de gran tamaño y opacas, lo que les diferencia netamente de la raza contraria, que son los abstemios, esos seres despreciables, que se niegan el placer a si mismos, y que muestran comúnmente rostros alargados y tristes (como escapados de un cuadro del Greco), pabellones auditivos traslúcidos y repletos de venillas rosáceas. Asimismo la lengua del enópata suele ser similar a la de los Chow Chow, tanto en tamaño como en su típico color azulón y alta rugosidad, aunque dotada de mayor cantidad de papilas gustativas, muchas veces (sobretodo en épocas de gran escasez) se presenta en forma bífida y es extremadamente venenosa. A algunos enópatas puede enseñárseles a callar, aunque en el subgrupo Vulpes Vulpi y Oscensis es realmente difícil. La nariz suele ser voluminosa (algunos de ellos la tienen recubierta de metales nobles), y siempre andan olisqueándolo todo, como si de hambrientos lebreles se tratase, sus ojos son casi siempre brillantes, inquietantes y oscuros. Su cerebro es de gran tamaño aunque la mayoría de individuos tan solo lo utilizan parcialmente, teniéndolo tremendamente especializado, suelen ser monotemáticos y aburridos (para los no iniciados) y la palabra más pronunciada en su limitadísimo vocabulario es VINO. Dotados de una curiosidad sin límites, estos animales de presa de orden superior, son insaciables, su voracidad no conoce límites, no duermen nunca y siempre están dispuestos para el siguiente vino. Suelen ser viajeros, aunque tienen limitado su horizonte a países donde se elabora vino, su único alimento, éste les nutre al mismo tiempo física y espiritualmente, por lo que no necesitan una religión substitutiva. Su cerebro afectivo está seriamente dañado, en él solo tiene cabida añadas, aromas, marcas y zonas vinícolas, no son capaces de apreciar realmente nada que no contenga alcohol o polifenoles. Utilizan un lenguaje propio, una especie de esperanto, jerga común a todos ellos, aunque sean de países diferentes. Tienen marcada tendencia al arrastramiento de las palabras, sobre todo hacia el final (¿tienen final?) de sus reuniones. Algunos son mascachapas, aunque de momento son minoría. Los Enópatas suelen llevar tatuado en el glande o la vulva, su número de serie, y sus “Coup de Coeur”, es decir, el nombre de todos los vinos que les han emocionado, por lo que se hace imprescindible para formar parte de esta peculiar raza, un aparatoso ejemplar. Viven intensamente, son seres honestos y suelen decir lo que piensan, lo que les granjea la enemistad sistemática de los, vulgares, indefinidos y gregarios, falsamente llamados por el resto de la pútrida sociedad “normales”. Forman una nación independiente repartida por todo el mundo, aunque no tienen bandera, ni himno, ni ejército, los ejemplares superiores suelen ser apátridas y anarquistas, desdeñando sistemáticamente el orden establecido, el único orden que respetan es el de las botellas en una cata. Tienen hábito de reunirse en pequeños grupúsculos, con la finalidad de beber ingentes cantidades de VINO, su alimento físico y espiritual favorito. Son insaciables (en muchos órdenes de la vida) y a diferencia de otras razas depredadoras, los enópatas comparten sin reparo su bien más preciado, el VINO, asegurando que ello los enriquece a todos, no ven nunca el final de una buena velada y suelen ser amantes mediocres, ya que su mente siempre está en otra parte y por “chupar”, entienden otra cosa distinta a la comúnmente requerida por sus eventuales parejas. Hace más de 20 años, a principios de noviembre de 1986, se creó la asociación Enópatas Mundi, que destina la totalidad de sus fondos a la expansión de esta benéfica pandemia, además de a la cría, fomento y conservación de la raza Enópata.